Rusia prohibirá la exportación de semillas de girasol a partir del 1 de abril y fijará cuotas para la exportación del aceite de la planta y el salvado a partir del 15 de abril, según informó hoy el Ministerio de Agricultura ruso.

La medida fue aprobada por la subcomisión de regulación aduanera y de tarifas del Ministerio de Agricultura «con el objetivo de proteger el mercado interno y garantizar la demanda de las empresas procesadoras», señaló la entidad en su canal de Telegram.

El ministerio estipuló «establecer la prohibición temporal para la exportación de semillas de girasol y de colza desde el 1 de abril hasta el 31 de agosto del año en curso».

Además, Rusia impondrá «cuotas sin aranceles para la exportación de aceite de girasol (1,5 millones de toneladas) y salvado (700.000 toneladas) del 15 de abril al 31 de agosto de 2022».

Rusia es el segundo mayor productor de aceite de girasol a nivel mundial, después de Ucrania.

Casi desde el inicio de la llamada «operación militar especial» rusa, la ONU y sus agencias han advertido de que esa contienda puede suponer un golpe muy duro para numerosos países, dado el encarecimiento de los combustibles que ha provocado y porque tanto Rusia como Ucrania son dos de los mayores productores de cereales y de fertilizantes en todo mundo.

Entre otras cosas, Rusia y Ucrania representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol y un 30% del de trigo. 

Según la ONU, sólo Ucrania produce más de la mitad del trigo que usa el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia de la ONU que apoya a países de todo el mundo para combatir el hambre.

Además, hay 45 países de África y otras zonas que importan al menos un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia y otros 18 que compran al menos la mitad, entre ellos Egipto, la República Democrática del Congo, el Líbano, Siria, Somalia, Sudán o Yemen.

Pero incluso en los países desarrollados se ha observado un incremento de los precios del aceite de girasol y en general de los productos alimenticios de hasta un 20%.