Conmoción se generó durante esta mañana en el pleno de la Convención Constitucional cuando la convencional independiente Alejandra Pérez realizó su discurso de apertura.

Semidesnuda y con la consigna “¡hasta que valga la pena vivir!” escrita en su pecho, la representante del distrito 9 emocionó a los integrantes del órgano redactor con sus palabras que hicieron un recuento sobre el malestar que antecedió al estallido social y su experiencia tras ser diagnosticada con cáncer de mama.

Fueron años de malestar colmando las calles que nunca escucharon, fueron años de reclamos, nada hicieron. Fueron muchos los muertos, la justicia nunca llegó. Fueron muchos los castigados tras las rejas, nunca los soltaron. Fueron largas listas de espera, nada gestionaron. Fueron miles de endeudados, nada cedieron”, expresó Pérez.

Fueron territorios completos invadidos, contaminados, usurpados y militarizados, nada modificaron. Fueron millones sin casa, sin educación, sin salud, sin medicamentos, sin libros, sin alimentos, nada cambiaron”, añadió.

Posteriormente, la convencional se refirió a las manifestaciones ocurridas desde octubre de 2019 y el proceso constituyente: “con la rabia de paciencia y la fe pública pisoteada, Chile evadió un torniquete, saltó la reja, rompió las barreras, no soltó las calles. Fue la palabra de la olla vacía percutida hasta la saciedad que con voz y con su eco resonante dejó a la clase política luego de años de espera entre la espada y la pared”.

No sirvieron los partidos, no sirvieron las contaminadas vía ya usadas y capturadas para fraguar acuerdos entre gallos y medianoche. La cámara de la TV tuvo que mostrar al pueblo en la calle, al pueblo en frente de sus ojos mirándolos sin parpadear dispuestos a no dar un paso atrás”, continuó.

Además, Pérez expresó que “a partir del legítimo reproche a quienes prostituyeron la democracia, fue que se destiló la tinta con la que se escribirá la nueva Constitución que garantizará que la vida sea puesta en el centro de las decisiones públicas”.

Esa tinta tiene sangre, sudor, lágrimas de nuestra gente. Esa tinta, la voz, usa premios, sus dolores, sus miserias, sus rezagos. El catastro completo de los desamparos”, agregó.

“La culpa la sentí desde el diagnóstico”

Luego, la integrante del órgano redactor se refirió a su enfermedad y reveló que “la culpa la sentí desde el diagnostico. Culpa por poder sanar, culpa por poder tener una cama, medicamentos y horas de atención. Culpa por aquellas que no tienen plata para una mamografía, culpa por estar en el sistema privado de salud”

Sin embargo, luego precisó: “¿por qué tengo que sentir culpa si todos debiéramos tener derecho a la salud? Porque cuando hablamos del derecho a la salud, se tiene que traducir en el derecho a la vida”.

“Soy Alejandra Pérez Espina, sobreviviente de cáncer de mamas, dueña de casa, mujer manifestante. Por mi mamá narro, Rosa Espina Beltrán, por aquellas que no sobrevivieron, por aquellas que vendrán. No me haré la reconstrucción porque cada marca en mi pecho es un grito de alegría a la vida”, afirmó.

“Por la memoria de mi papá abuelo, Alberto Espina González, y por mi madre, hoy alzo la voz. Arribas las, les y los que luchan. Libertad a los presos políticos de la revuelta. Verdad, justicia, reparación y no repetición, compañeros”, concluyó.

Al término de su discurso Pérez fue aplaudida y abrazada por convencionales que se encontraban en el pleno de la Convención.