Este miércoles, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, encabezados por el arzobispo de Santiago, Celestino Aós, emitió una declaración en la que rechazan la aprobación en general del proyecto de despenalización del aborto, por parte de la Cámara de Diputados. 

La iniciativa contó con el voto favorable de 75 parlamentarios, mientras que 68 se manifestaron en contra y dos se abstuvieron. Con esto, el texto regresa a la Comisión de Mujeres, para su discusión en particular. 

Citando al Papa Francisco, los obispos del país señalaron mediante un comunicado que «la defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano».

En esta línea, añaden que «el primero de los derechos humanos es el derecho a la vida, que ha de ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural. Por eso, no matar deliberada y directamente al inocente es un absoluto moral cuyo reconocimiento y protección resulta indispensable para la vida en comunidad».

“La ciencia biológica confirma que desde el momento de la fecundación se inicia una nueva vida humana, distinta a la del padre y a la de la madre, que en un proceso continuo, gradual y autónomo, se irá desarrollando en el tiempo. Cobijado y dependiente de la madre, no es sin embargo parte del cuerpo de ella, sino otro ser, por lo que su individualidad debe ser respetada”, manifiestan.

Tras esto, desde la Conferencia Episcopal señalan que «está claro que hay situaciones humanas complejas, y a veces dramáticas, que pueden surgir de un embarazo. Pero nada de ello se soluciona con la eliminación deliberada de un ser humano indefenso e inocente”.

En cuanto a las legislaciones pro aborto, expresan que la experiencia dice que se termina afirmando un «derecho al aborto» y la primacía de “los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, ignorándose del todo la existencia y los derechos de otro ser humano». 

«Se crea una mentalidad contraria a la vida de la persona engendrada, como si el niño fuera una cosa o un enemigo, y no un ser humano, maravilloso don de Dios«, apuntan.

Finalmente, los obispos concluyen orando para que se«ilumine la conciencia y los corazones de quienes deben tomar decisiones en favor del bien común, para que defiendan siempre a los más vulnerables».