El arzobispo de Santiago, Celestino Aós, llamó en su homilía del Te Deum Ecuménico de Acción de Gracias, por la conmemoración de la Independencia de Chile, a recuperar el diálogo, a participar informadamente en el plebiscito constituyente de octubre y a no cerrar los ojos ante el hambre, las injusticias y otros problemas que afectan al país.

En el Te Deum, realizado en el cerro San Cristóbal, estuvieron presentes el Presidente de la República, Sebastián Piñera, algunos de sus ministros, como Víctor Pérez, de Interior; Mario Desbordes, de Defensa y Andrés Allamand, de Relaciones Exteriores, además de autoridades de los otros poderes del Estado, como la titular del Senado, Adriana Muñoz.

La homilía de Aós estuvo centrada en la crisis que vive Chile producto de la pandemia de Covid-19 y en el violento estallido social, que derivo en el plebiscito de octubre, llamando a la clase política a volver a dialogar y a salir del estilo “necio y contaminado” en el que está enfrascado.

“Tenemos que avanzar, porque seguimos empantanados en un estilo necio y contaminado. No se dialoga, no se escucha al otro ni se reflexiona, y siguen los insultos, las descalificaciones. No es el camino. Si se juntan 50 personas y se insultan, se agreden, da lo mismo que sean 5.000”, planteó.

“Necesitamos buenos políticos y gobernantes -apuntó-, legisladores lúcidos y coherentes, jueces amantes de la verdad y la justicia, profesores entusiastas, sacerdotes pastores, personal sanitario sensibles y entregados, comunicadores expertos y responsables ante la objetividad de las informaciones y el respeto a las personas”.

También puso énfasis en áreas en que debe haber una especial preocupación: “Enseñanza, salud , vivienda, trabajo digno y remuneraciones justas”.

En su intervención, Aós señaló que “somos responsables del cuidado de lo común, vienen tiempos que
requieren lo mejor de nosotros. Cada decisión pasa por nosotros y por los demás. Necesitamos de los demás, nadie se salva solo (…)Quien no está dispuesto a cambiar saldrá peor y más empobrecido humanamente de esta crisis que vivimos”.

Sobre el próximo plebiscito, planteó: “Participe, haga su aporte expresando su voluntad a través del voto. Para decidir bien, infórmese, pero no permita que nadie decida por usted. Para informarse, además de leer, dialogar, escuchar con respeto, exponer nuestras ideas”.

Antes de situarse en el momento que vive el país, el arzobispo de Santiago advirtió que “Jesús vio la pobreza y la marginación, y la negrura de la maldad que anida en los hipócritas, que dicen una cosa y hacen otra, que juzgan y condenan. Vio la maldad del avaro, que no comparte ni siquiera las migajas con el pobre, y el egoísmo del que pasa del largo marginando al herido (…) Jesús andaba con los ojos bien abiertos porque en la vida hay limitaciones, deficiencias, injusticias y problemas ante los que no se pueden cerrar los ojos”.

Por lo mismo, llamó “a no cerrar los ojos” ante los problemas del país: “Hay gente que llora, que tiene hambre, que busca justicia, que se siente en precariedad. Que no seamos de los que no vemos o quieren ver porque piensan que así ya no existen los problemas. La pandemia ha provocado algunos problemas nuevos y ha agravado otros que ya existían. La violencia y la delincuencia, el narcotráfico y las drogas, la baja de sueldos y la pérdida de tantos puestos de trabajo, las dificultades para los adultos mayores y para los migrantes, los problemas de la educación y la atención médica, el tema de los pueblos originarios, la violencia siempre intolerable, que llega a caer y abusar contra niños, mujeres y ancianos. También el maltrato a la naturaleza”, cerró.